VIAJE A LAS PROFUNDIDADES
Hace ahora mismo exactamente 9 años estaba envuelta en endorfinas y oxitocina.
Me pilló la cosa en una famosa tienda de zapatos a la que mi chico es adicto todavía.
De repente empecé a sentir unas ondas-apretones en mi vientre y un mareíto la mar de opiaceagradable por el cuerpo.
Unas sensaciones con invitación a danzarlas y eso hice.
empieza el baile
Mientras mi chico buscaba y se probaba sandalias, yo cerré los ojos y empecé a respirar con sonido de ballena mmmmmmm y a moverme en infinitos en medio de la tienda…no recuerdo mucho, sólo que mi chico calzado de unas sandalias, una verde en un pie otra igual pero naranja en el otro, me preguntó que cuál se quedaba…y yo, desde mi mundo de yonki natural, pensé que me decía que se las pillaba así, una de cada color…«uau, pues qué guay» le dije «qué majos son los de Camper».
1ª fase. en casa
De ahí nos fuimos a casa y cuando la cosa se hizo más intensa continué desenrollando mi pelvis, y sonorizando aaaaaaa apoyada en una cómoda, hasta que hacia las 2 de la mañana mi chico me dijo «ponte las bragas que nos vamos al hospital».
Mi chico sabía qué duración máxima y frecuencia mínima debían tener mis olas uterinas para trasladarnos. Yo se lo había explicado. Como también lo había instruido en homeopatía para dilatar, masajes, cantos carnáticos y anatomía del útero, pero al primer intento de poner sus recién adquiridos conocimientos en práctica le mandé callar, escupí los gránulos y le prohibí que me tocara…todo me molestaba…pobre! Ahí se quedó, a oscuras, calculando tiempos. Pues para mí la mejor labor.
una sala uterina
Una vez en el hospital (habíamos alquilado una sala especial y contratado a una ginecóloga guardiana del parto respetado) yo seguía ululando grave y agarrando mi pelota de pilates mientras caminaba por pasillos. Recuerdo que me decían cosas a las que yo contestaba aaaaaaaaaa (creo que incluso en un momento alguien me pidió callar pero yo ya no podía).
Al llegar a mi sala uterina me metí en la bañera durante horas aunque las olas se habían detenido.
Y ahí estuve hasta que una voz interior y de ultratumba me dijo «Cárol, sal de aquí, pon los pies en el suelo, necesitas gravedad». » Y una mierda» le dije, pero tanto insistió que a regañadientes «asco de sabiduría corporal» salí y efectivamente di a luz tras un tiempo que recuerdo fantasmal.
Cuando tuve a mi peque en brazos pensé «pues se me ha hecho corto, volvería a parir», pero entonces alumbré la placenta y me dije «pues toma, por hablar».
Aun así me gustó, la verdad…el movimiento, la voz y la visualización fueron mis cartas de navegación. Y son las que hoy en día enseño en mis clases para embarazadas.
También el apoyo de mi chico y el del equipo médico contratado (4000€ del ala nos costó) ayudaron ampliamente.
Gracias a este parto sané el anterior en el que había sufrido violencia obstétrica por parte de matrona y ginecólogo. Valió la pena el desembolso de lo que había recibido como baja de autónomos.
Hoy 9 años más tarde doy las gracias por aquella experiencia terapéutica.
Y te doy las gracias a ti porque si has leído hasta aquí has escuchado mi parto que no me cansaré de explicar jamás.
el parto es un rito iniciático
Es un desgarro del ego
La muerte de la mujer que yo era
En aquel momento yo nací a otra.
De hecho decidí dedicarme a la maternidad tras esta experiencia.
Hace 9 años que acompaño el embarazo y el parto
Ahora con el confinamiento este acompañamiento es online.